ASOCIACIÓN AMERICANA DE PERIODISTAS BOLIVARIANOS CAPÍTULO DE PANAMÁ
  Opinión
 
La Cuarta Flota ¿Ayuda o amenaza?
*Por Álvaro López
 
En tiempos en que las fuerzas militares estadounidenses están apostadas en Irak y Afganistán, y mantienen una política hóstil en contra de Irán, los Estados Unidos han reactivado la antigua Cuarta Flota para Sudamérica y el Caribe.
La Cuarta Flota fue creada en marzo de 1943, para cazar submarinos alemanes en las aguas del Caribe y Sudamérica durante la Segunda Guerra Mundial. Pero con el fin de este conflicto la flota quedo inoperativa durante 58 años. Actualmente, Estados Unidos tiene 7 flotas. La Segunda flota opera en el Atlántico, la Tercera en el Pacifico, la Quinta en le Medio Oriente, la Sexta en el Mediterráneo y la Séptima en el Índico con base en Japón. La Primera Flota corresponde a la Guardia Costera en tiempos de guerra, mientras que la Tercera defiende la costa occidental de los Estados Unidos. La Quinta, Sexta y Séptima flotas se encuentran en escenarios bélicos o de alto riesgo.
Entonces si la Quinta, Sexta y Séptima flota se encuentran en probables escenarios de guerra, ¿Qué papel jugara la Cuarta flota en Sudamérica y el Caribe?
Es importante recordar que la Séptima flota ha sido utilizada por los Estados Unidos para disuadir a China de invadir Taiwán, y que la Quinta presenta una amenaza para Irán. Esto deja claro que la presencia de la Cuarta Flota en las aguas de Sudamérica es para amenazar y controlar a los países que están en contra de los norteamericanos.
Los Estados Unidos dijeron que la reactivación de la Cuarta Flota se debía a la creciente economía de Brasil, al crecimiento del tránsito por el Canal de Panamá y el envejecimiento de Fidel Castro. Pero es más que obvio que los norteamericanos sienten una amenaza en los países miembros del grupo ALBA (Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América), ya que sus miembros, principalmente Venezuela, han desarrollado políticas que van en contra de los intereses norteamericanos en la región. También, los estadounidenses han declarado que la Cuarta Flota luchará contra el narcotráfico y los terroristas.
Pero ninguno de estos argumentos es válido para reactivar una flota que contará con buques de tecnología convencional y nuclear. ¿Qué amenaza puede presentar la creciente economía de Brasil?, cuando esta ha de mejorar la situación de esta nación y que esta muy lejos de poder alcanzar a la primera potencia económica del mundo.
¡Cómo que les preocupa el creciente tránsito de un Canal que ellos mismos crearon y que virtualmente defienden, cuando Panamá mantiene buenas relaciones con casi todos los países del mundo y no tiene ejército!
¡Cómo que les preocupa el envejecimiento de Fidel Castro! ¿Acaso su hermano Raúl dejara que Cuba caiga en manos estadounidenses? ¿Acaso invadirán Cuba si Fidel no muere pronto?
¿Y acaso las fuerzas militares de los países miembros del ALBA y de los demás países sudamericanos presentan una grave amenaza para los Estados Unidos? Es cierto que Venezuela se ha acercado militarmente a Rusia comprando armamento y realizando ejercicios militares con este país. También que Brasil tiene el ejército más grande y fuerte de toda Latinoamérica. Aún así, ninguno de estos países podría presentar una seria amenaza ante el ejército más poderoso del mundo.
¡Y esa excusa de que pretenden luchar contra el narcotráfico y el terrorismo! Bien es cierto de que el narcotráfico presenta una gran amenaza para la seguridad de muchos países, pero en Sudamérica el terrorismo prácticamente no existe, solo están las FARC y otros grupos guerrilleros, pero sus ataques no son nada en comparación con los que organizaciones del Medio Oriente como “Al-Qaeda” y “Hamás”.
Es claro que la misión de la Cuarta Flota es de asegurar el poder imperialista de los Estados Unidos sobre las naciones sudamericanas. Y que ahora con la creación del UNASUR, los países sudamericanos estarán más unidos para resistir la nueva arma estadounidense contra la región: la Cuarta Flota.
*El autor es estudiante panameño de un colegio particular de Panamá.
 

ESTADO DE ISRAEL: INVENTO CRIMINAL
por el Ing. Conrado Cuevas
La situación político militar del medio oriente se complica con el pasar de las horas y no se ve cuando o como puede acabar, pero para comprenderlo mejor hay que analizar al elemento más importante de esta crisis: el mal llamado Estado de Israel.
Antes que nada, el ESTADO DE ISRAEL, nunca existió antes de 1948, a pesar de que los fanáticos religiosos judíos lo quieren justificar bíblicamente, la NACIÓN, en su concepción política de Estado con población, territorio y gobierno, como la conocemos actualmente es producto del desarrollo capitalista y su creación no pasa de los 500 años, en la caída de los regímenes de la edad media y con las revoluciones burguesas de Francia, Inglaterra y los EUA.
El estado de Israel es una creación artificial, impuesta por los EUA e Inglaterra, como parte de una geopolítica imperial a largo plazo. En 1948, en una sesión de la recién creada Naciones Unidas, donde los gobiernos de EUA e Inglaterra usando el chantaje, la coerción, las amenazas, los sobornos, y todas las bajezas de que se pudieron valer, obligaron a un mundo inmaduro a aceptar la creación de un nuevo país, que no tenía ningún fundamento real, ya que no tenía población nativa judía en forma mayoritaria, porque en la península de Palestina la mayoría de la población era árabe, con pequeños núcleos de gente con religión judía y que paradójicamente habían vivido centenares de años en coexistencia pacífica, tampoco tenía un territorio propio, ya que las verdaderas grandes concentraciones de población judía vivía en Europa, más específicamente en Alemania, Polonia, Francia y otros estados Europeos, ni siquiera tenían un idioma común, ya que el hebreo había desaparecido al dejar de ser hablado hacía muchísimos años atrás y lo que hoy conocemos como los caracteres judíos y su idioma, fueron inventados en el siglo XIX y XX, o sea recientemente. Es más, ni siquiera tenían un tipo étnico común o diferente, ya que al igual que los árabes, también son semitas, solo que estos semitas desde hacían muchos siglos habían emigrado a Europa, y en el lento mestizaje con los europeos mas parecían europeos que árabes, y si el mestizaje fue lento fue porque eran profundamente despreciados y discriminados por los europeos en función de sus costumbres nada sanitarias y de sus profundamente egoístas, explotadoras e inhumanas habilidades agiotistas para expropiarse del trabajo ajeno con medios financieros.
En el siglo XIX empiezan a surgir en Europa las primeras organizaciones e ideólogos del SIONISMO, una especie de fascismo religioso, un movimiento nacionalista de extrema derecha con esencia religiosa, que invocaba una supuesta superioridad racial, que pretendía unir a los judíos europeos frente el desprecio de la población de esos pueblos, y construir lo que ellos llamaban EL GRAN ISRAEL, concepto mítico que reclamaba un pedazo de tierra para gobernar y exigía a las potencias coloniales de esa época que les cediera cualquiera de sus colonias, basados en el dominio que esa comunidad religiosa tenía sobre el capital financiero que había nacido del agiotismo y la usura, el cual había llegado a ser el siglo XX el eje del poder económico y político de la ultima fase del capitalismo conocida como IMPERIALISMO.
Las soluciones a este dilema fueron variadas, pero otro fascista, mas connotado y no judío, Adolf Hitler, propuso una forma de europeizar el capital financiero y deshacerse de la molesta presencia de los judíos: entregarles la isla de Madagascar en el sur de África por un lado, y por otro lado disminuir su población al mínimo por medio del mismo exterminio al que fue sometido gran parte de los pueblos eslavos europeos, de los comunistas, socialistas y demócratas en general, y otras comunidades como la gitana etc. Durante la segunda Guerra Mundial los judíos jamás fueron parte del frente antifascista, al contrario, eran reaccionarios y fascistas, creían correcto el exterminio de gitanos y otras pequeñas etnias, y correcto el genocidio del pueblo ruso y oriental, pensando que por su posición económica privilegiada nada les pasaría, pero el racismo alemán era un poco peor que el judío.
No se conocen casos de resistencia judía al fascismo, solo un pequeño caso aislado que ha sido exagerado para encontrar simpatías, el caso del Gueto de Varsovia en 1943, donde la rebelión judía no fue contra el fascismo, sino contra la deportación y enfrentada al exterminio que hasta ese momento habían aceptado con increíble pasividad, esto no se volvió a repetir mas en el resto de la guerra, lo que si es muy conocido es que la mayoría de los campos de exterminio nazis fueron manejados por judíos.  El exterminio nazi no tuvo como objetivo a los judíos, es más ni siquiera eran los principales ni únicos afectados con esta medida nazi, solo fueron una parte mas de ella, es mas una parte menor de este exterminio, si lo comparamos con los 20 millones de soviéticos, 10 millones de alemanes, 6 millones de polacos, 2 millones de yugoslavos, y la casi totalidad de la población gitana de Europa. Pero la propaganda judía utilizó esta situación para devolver a la palestra pública el tema de un territorio propio, sin importar donde fuera.
Después de la Segunda Guerra Mundial, buscando la lástima internacional, y en el momento apropiado, ya que por un lado los países coloniales se estaban independizando de los imperios por las armas, el petróleo se había convertido en el principal y barato combustible que impulsaba la economía capitalista, y los nacientes y nacionalistas países árabes nadaban literalmente en petróleo, y por otro lado las potencias imperiales tenían como interés mantener el control sobre el petróleo y sobre todo mantenerlo barato o casi gratis, como fue la realidad, entonces vieron la necesidad de encontrar alguna forma de impedir la unidad de los pueblos árabes, y la única salida fue la de ubicar a un SICARIO internacional en un lugar estratégico que impidiera la unidad de los pueblos árabes, como cuña, en un estrecho geográfico, o sea creando el artificial engendro político que hoy conocemos como ISRAEL. Un problema europeo fue trasladado a los árabes.
ISRAEL no es una democracia como la quieren hacer ver las potencias occidentales, es una TEOCRACIA, un gobierno, mejor dicho una especie de MAFIA religiosa, de fanáticos ultraderechistas, con sicarios  o asesinos vestidos de militares, que practican diariamente el TERRORISMO de ESTADO, el genocidio y el racismo sin ningún tipo de disfraz. Las Naciones Unidas han condenado a Israel por su política fascista, racista, genocida, terrorista y agresiva contra los pueblos y religiones del área. En la actualidad Israel y EUA construyen en sus territorios muros de separación con sus vecinos guiados por una política tipo APARTHEIT. En ISRAEL no se respetan los más mínimos derechos humanos, la población se ve inmersa en una política de estado donde una pequeña camarilla de gobierno, compuesta por los más altos mandos militares y ministros se reúne alrededor de una mesa, para decidir a quien hay que asesinar en el día de hoy. Los prisioneros no cuentan con derechos de ninguna clase y la tortura y el terrorismo son su pan diario, el Guantánamo de los gringos se queda corto y pequeño.
La población es mayoritariamente árabe y no tiene representación en el gobierno, aun cuando la mayoría de la población nativa fue exiliada a la fuerza, peor que lo que hicieron los Nazis en Europa oriental. Contrario a lo que se piensa, los cristianos de Israel y Palestina se encuentran más unidos a los musulmanes que a los judíos, ya que estos últimos han bombardeado no solo a las mezquitas sino también las iglesias cristianas, y discriminando a sus miembros.
La única solución a los problemas del medio oriente es que así como apareció este ESTADO FANTASMA de Israel, o sea de un plumazo, así mismo desaparezca. Aunque su existencia está condenada inexorablemente a ser simple tránsito de las necesidades imperiales, cuando ya no les sirva más, caerá como la manzana de Newton.
La actual agresión al Líbano indefenso se asemeja mucho a la agresión norteamericana a IRAQ. Cuando las tropas de tierra tengan que ocupar el territorio entonces se encontraran en el pantano militar del que no podrán salir. EUA e Israel, el padre y la criatura cometiendo los mismos errores en un lapso de tiempo tan corto. Toda nuestra solidaridad está con los pueblos árabes y cristianos, democráticos, nacionalistas y socialistas que hoy luchan contra los hitlerianos del siglo XXI.
El estado de Israel fue el más grande invento criminal del imperialismo internacional
 


Una realidad asfixiante.
 

“El agua de la vía acuática sencillamente se administra para incrementar la rentabilidad de la mercancía producida y transportada del mundo industrializado, mediante la reducción de sus tiempos de retorno, pero no para intensificar la rentabilidad de la tierra, elevando la producción agrícola a sistemas simplificados y de escala”[1]
 
No soy un especialista en el tema de las cuencas, tampoco soy especialista en hidrología, únicamente pretendo dar mis opiniones, basadas en los datos facilitados por los gobiernos que han dirigido el estado desde siempre. Estos datos me llevan a concluir que el real problema de nuestras comunidades es el acceso al vital líquido, y para muestra varios botones.
 
A pesar que la región Oeste de la Provincia de Panamá resguarda grandes extensiones de los recursos acuíferos de la cuenca del canal de Panamá, ésta región no recibe ningún beneficio real de este aporte, y además muchos recursos hídricos nos son enajenados a favor de las grandes transnacionales navieras; ya que no se les cobra por la utilización del agua destinada a subir y bajar a cada barco en las esclusas. 
 
Son alrededor de 52 millones de galones de agua dulce que utiliza cada barco en un cruce por el canal, esta cantidad sería suficiente para llevar agua potable por dos días y medios (2.5) a los distritos de Arraiján y La Chorrera. Sin embargo sólo en La Chorrera existe un déficit de 16 millones de galones de agua potable diario y coexisten comunidades en las que únicamente se tiene acceso al agua ¿potable? dos o tres veces por semana.
 
En estos momentos hay en la asamblea de diputados un anteproyecto de ley que pretende privatizar todas las fuentes de agua, las subterráneas, las superficiales y las atmosféricas[2]. Si esto llegara concretarse estaríamos ante la disyuntiva de no poder tener agua aunque tengamos mucho dinero para comprarla.
 
Resulta que la ley establecería la privatización de las fuentes de agua a través de concesiones administrativas por 60 años, en los cuales las empresas concesionarias sólo pagarían B/. 25.00 por el permiso, que es la cantidad que paga un usuario residencial.
 
Al ser dueño de las fuentes de agua la empresa concesionaria puede decidir a quien y como venderla. El mercado panameño del agua es de un poco más de 3.2 millones de usuarios. El mercado del agua en Europa es de 200 millones de usuarios, si salimos del presupuesto que lo que rige al mercado es la libre oferta y demanda, como lo defiende el gobierno actual y toda la oposición, debemos suponer que el agua, nuestra agua, será enviada para el extranjero y nosotros nos moriremos de inanición.
Si quisiéramos almacenar agua en la época lluviosa que en nuestra nación es de alrededor de 8 meses, nos encontraríamos con la sorpresa que como el agua atmosférica fue concesionada a alguna empresa, no tendríamos derecho a almacenarla, y no solamente esto, sino que si llegáramos a almacenarla nos la quitarían en derecho, ya que habría una ley que protegería la inversión.
 
Carlos L. Villa T.
Trabajador de la Educación
La Chorrera junio del 2008

[1] Zárate, Manuel. “El agua, el Canal de Panamá y la coyuntura estratégica nacional”.
[1] Proyecto de ley que establece el marco regulatorio para la gestión integrada de los recursos hídricos de la República de Panamá




LOS ABANICOS DE LA MUERTE
 
Por el Ing. Conrado Cuevas
Miembro de Consumo Ético y de la AAPEBCAP
 
Hace poco tiempo, el 24 de septiembre de 2007, los medios de comunicación dieron a conocer otro caso de negligencia criminal, similar a los envenenamientos del Seguro Social o de los quemados en el autobús 8-06, que en esta ocasión provocó la muerte de una niña de nueve años, llamada Irma Noemí Aguilar, hirió a varias personas y destruyó una casa. Sin embargo, aunque las causas directas de su muerte se dan a conocer con claridad, parece ser que esto también quedará impune y los culpables se pasearán tranquilos con los bolsillos llenos de dinero.
Resulta ser que la descompostura de un abanico (ventilador) eléctrico, ocasionó un incendio en la casa que habitaba la niña con su familia, en horas de la madrugada, ya que se recalentó el motor, lo que ocasionó un corto circuito, que a su vez incendió la materia inflamable que se encuentra dentro de cualquier habitación, como ropa, forro de colchones, bolsas plásticas, juguetes, etc. No fue directamente el fuego, sino el humo quién sofoca a la criatura, quien muere por asfixia, además de ocasionar heridos y daños materiales en la humilde vivienda de un trabajador.
Encontramos que el causante de todo esto, es uno mas de esos abanicos eléctricos que comerciantes inescrupulosos han traído de China, y venden a precios irrisorios en todos los almacenes de baratijas de la Ciudad de Panamá y del interior del país. La irresponsabilidad de estos comerciante, viola flagrantemente los derechos de los consumidores, al no contar estos aparatos con ningún tipo de garantías, al ser de tan mala calidad que no hay reparación posible, ni contar con manuales ni instructivos que especifiquen la vida, uso y mantenimiento del mismo. El único indicativo del peligro, la baja calidad y confiabilidad del producto, es su bajo precio, sospechosamente bajo, lo que a su vez aumenta el nivel de riesgo por ser de fácil adquisición por amplias masas de consumidores que, sin darse cuenta, arriesgan su vida al comprar semejante armatoste.
Estos aparatos y otros similares o del mismo género o categoría, de chatarra nueva, ya han afectado a diversas familias, sin que las autoridades hayan hecho absolutamente nada por regular y controlar su venta, menos por exigir una responsabilidad económica, material y penal sobre los comerciantes para con sus engañadas víctimas.
Para nadie es extraño, ver en todos los basureros de la ciudad de Panamá, este tipo de ventilador, desechados en condiciones casi nuevas, durante todas las épocas del año, lo que ya nos dice de la poca vida de este aparato.
En los periódicos, aunque son pocos los casos tratados se han dado a conocer algunos que son sintomáticos y que reflejan una constante en el malfuncionamiento y amenaza de estos aparatos, aunque hay muchos mas que no han sido divulgados, por ejemplo: el caso de un miembro de la policía que llegó a su casa y para dormir puso su ventilador a funcionar, pero con la suerte de que logró despertar al ser avisada por sus vecinos cuando la casa estaba en llamas, logrando salvar la vida, aunque perdió sus bienes.
   Sin tener a quién reclamarle, ni que las autoridades tomen cartas en el asunto, los peligrosos abanicos de la muerte se siguen vendiendo de manera masiva, casi no hay un hogar panameño que no tenga esta amenaza dormida dentro de sus habitaciones, encontrándose estos, incluso en comercios y lugares públicos.
   Generalmente, estos ventiladores son vendidos de forma indiscriminada, sin cajas, sin etiquetas, sin un instructivo, sin garantías. Es, lo que podemos definir como una estafa social, un artículo que no tiene mas vida que unos pocos días y con suerte algunas semanas, hechos de materiales baratos, de espesores ínfimos, débiles, sin resistencia, con piezas plásticas donde es necesario metal, de bajo peso por economía de material y mal acabados.
   Inician su vida real en un almacén, donde son armados por cualquier dependiente o aseador sin experiencia, ni conocimiento; siendo vendidos luego de una breve prueba, de no mas de 30 segundos; con una etiqueta de caja en el tubo son despachados al exterior del almacén; nunca se sabe si la marca que traen impresa existe registrada en algún lugar del mundo o si es un invento del comerciante y de un serigrafista; ni exactamente quién los fabricó, lo único que se sabe con exactitud, es que vienen de CHINA, pero no de que lugar, fabrica o ciudad.
   Al llegar a su destino final: la casa del consumidor, lo primero que se les dañan son las patas, luego se le pierden los tornillos que ajustan el giro y la altura, después se le caen los plásticos que le cubren el motor, exponiendo sus peligrosas partes móviles, y casi simultáneamente se le desajustan las cubiertas o mallas de “seguridad” de las aspas, exponiendo a un riesgo extremo a todos los miembros de la familia. Pero el peligro máximo viene después y en silencio: la falta de lubricación, la mala calidad de los bujes o cojinetes, la austeridad extrema de los motores, hacen que estos funcionen bien solo por un breve tiempo, ganándose la confianza de la familia, pero y allí lo criminal, cuando nadie lo espera, durante las horas de sueño o durante cualquier actividad cotidiana, de pronto el eje del rotor del motor se va deteniendo poco a poco, y llegado el momento, se detiene por completo; el motor, conectado a la corriente, y con una velocidad hipotética, intenta rotar de manera forzada, al no poder hacerlo se va recalentando, el calor aumenta con el paso de los minutos, entonces el delgado y deficiente revestimiento del enrollado del estator y del rotor se derrite, produciéndose el contacto de metal con metal, ocasionando un cortocircuito eléctrico, por lo que el cable de conexión eléctrica se recalienta y se funde, pasando el calor y el fuego al cableado de la casa, calentando e incendiando todo material inflamable que encuentra a su paso, de allí el fuego y el humo, de allí los heridos y la muerte, de allí la destrucción y la desesperación.
A quién reclamarle?, a quién demandar?. Pues al almacén donde lo compró, al distribuidor que lo introdujo al país, a las autoridades e inspectores de comercio, a la Autoridad de la Libre Competencia y de “PROTECCIÓN AL CONSUMIDOR”, a los bomberos y otros encargados de velar por la seguridad y salud pública, por la negligencia, complicidad, incapacidad y violaciones de las leyes y de los códigos de comercio y de los derechos del consumidor.
Los consumidores tenemos derecho a ser respetados, por lo que al hacer cualquier compra, sin importar el monto de lo pagado, tenemos derecho a exigir un manual con instrucciones en español sobre el uso del artículo, una lista de centros de servicio autorizado, una garantía, especificaciones, manual de mantenimiento, responsabilidad del fabricante por escrito, una dirección y teléfono para consultas, consejos, reclamos, quejas y sugerencias. También dentro de un plazo razonable, tenemos derecho a la devolución total de nuestro dinero. Recordemos también que poseemos una gran fuerza, la fuerza de comprar o no, y es que si vamos a pagar para llevar un peligro a nuestros seres queridos, entonces no compremos.
Todo aquello que no se vende termina en la basura, que es a donde corresponde terminar a esas estafas criminales disfrazadas de oferta. La mejor forma de incentivar la responsabilidad y la calidad es haciéndoles saber a los comerciantes inescrupulosos, que cualquier cosa que atente contra nuestras vidas no será vendido y resultará en pérdidas para sus bolsillos; y que si logran venderlas bajo engaño, traerá responsabilidades legales, económicas y penales cualquier hecho nefasto que provoquen.
Aprendamos a utilizar la fuerza de nuestras compras para elevar el nivel de responsabilidad y ética de nuestros comerciantes, y a la vez, exijamos medidas severas por parte de las autoridades para con estos criminales de cuello blanco, mayor control e inspección. Comprar o no comprar, depende de nosotros, esta primera responsabilidad es nuestra, hay que usarla, nadie puede obligarnos, y hay que usarla sin misericordia.
 
Conrado Cuevas, Ced, 4-116-2026, conradocuevas@yahoo.com
El autor es Ingeniero Industrial y miembro de Consumo Ético.


 
El movimiento obrero pone “patas arriba” el sistema político-económico de Panamá

Juan José Rodríguez Rey

Dicen ahora que 9 de cada 10 personas con grandes fortunas defraudan al fisco. ¡Ya han tardado en darse cuenta¡ Otra nota informativa aparecida hace unos meses apuntaba a Panamá como uno de los principales destinos de ese dinero sin declarar. Todavía estos días se podía leer un anuncio en Google en donde una firma de abogados invitaba a los “inversionistas” a depositar su dinero con total “tranquilidad” y “seguridad” en este país centroamericano. En el anuncio, se hacía hincapié en que los bancos panameños ni preguntan la procedencia de la inversión ni, mucho menos, daban datos a cualquier otra institución que quisiera averiguar o investigar ni las cantidades ni su dueño o dueña.

 Sin embargo, hace una semana esa tranquilidad y paz social de la que hacía gala Panamá se veía quebrantada tras la muerte de un obrero a manos de la Policía y la consiguiente respuesta sindical. Los obreros paralizaron el país y se enfrentaron a los agentes con todo lo que tenían a mano. Esas imágenes dieron la vuelta al mundo. Sin embargo, todo se redujo, desde los grandes medios, a unas protestas de carácter laboral y todos los poderes locales cerraron filas en torno a dos ideas: la imagen y el peligro de las inversiones. A una semana de lo sucedido y ante las negociaciones que el Gobierno y la representación sindical han emprendido, ¿cabe preguntarse si algo se está moviendo en Panamá como para pensar en un cambio de sistema político o económico?

 Todo por la inversión

 Este país tan atractivo para los “inversionistas” basa su economía en el sector servicios. Eso no es ningún secreto. Bajo ideas neoliberales, el desarrollo se está centrando en la inversión extranjera, siendo la construcción una de sus actividades principales. Poco importa que se construyan hoteles que consuman más energía eléctrica que poblaciones enteras. Es lo mismo que para ello se expulse a los indígenas (o se les compre) de sus tierras para hacer proyectos energéticos que satisfagan la demanda de esos megaproyectos. Como tampoco importa realizar y aprobar leyes que inviten a pensar en la privatización de los recursos hídricos, naturales o la venta de playas e islas. Todo sea por la captación de capitales, de inversionistas extranjeros o de jubilados de medio mundo, especialmente norteamericanos.

Panamá es un país de más de tres millones de habitantes, donde el 60% de la banca es extranjera, con un presupuesto del Estado para 2008 de USD 8.321.7 millones (con una proyección de un déficit no mayor del 1% del PIB) y con una proyección de crecimiento para 2008 del 8.5% (la mayor de Latinoamérica, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

 Si a eso le sumamos, por ejemplo, que la Cámara Panameña de la Construcción (CAPAC) asegura que en 2006 se construyeron más de 18.200 soluciones habitacionales y más de 25.000 viviendas fueron proyectadas para el 2007, a cualquier economista neoliberal le brillarían los ojos. Máxime si en los últimos 5 años este sector industrial alcanzó niveles de inversión que superan los USD 6.000 millones (USD 2.000 millones en 2007).

 Cuando la sociedad ve otra realidad

 Panamá se ha convertido en un ejemplo claro de las contradicciones propias del capitalismo. Por un lado, el Gobierno busca la inversión extranjera y habla continuamente de crecimiento económico. Sin embargo, nos encontramos un país a dos velocidades. El 1.5% gana más de USD 1.500 al mes y la mitad de la población no llega a USD 500, convirtiéndose en el segundo país más desigual de Latinoamérica.

 Sin embargo, y a pesar de que el Gobierno de Martín Torrijos (hijo del General Omar Torrijos) hace hincapié en las políticas sociales de su Gabinete como “la Red de Oportunidades”, programa mediante el cual se les da USD 35 al mes en vales para la adquisición de productos a personas con escasos recursos con la condición de que sus hijos e hijas vayan a la escuela y cumplan con los planes médicos y de vacunación, entre otros aspectos, nos encontramos con un índice de pobreza superior al 40% de la población.

 A pesar de que el Gobierno del PRD (partido adscrito a la Internacional Socialista) asegure que casi el 50% del presupuesto se va a destinar al sector social o que la CAPAC diga que con el actual desarrollo de la construcción 180.000 personas se han visto beneficiadas, la población percibe otra realidad: deficiente e ineficiente sistema público de salud donde en muchas ocasiones no hay medicinas o instrumentos; problemas de acceso al agua para muchas comunidades; lugares en donde no llega la luz eléctrica; falta de seguridad producto de la desesperanza; mal transporte público que hace tener que levantarse a muchas personas para ir a trabajar a las 4 de la mañana; o la bajada del poder adquisitivo de las clases populares debido al alza de los productos de la canasta básica.

 Pero, sobre todo, perciben un país para los ricos y otro país para los pobres, donde poder político y económico se dan la mano (todos los líderes actuales de la oposición y diferentes miembros del Gobierno tienen fortunas o son dueños de grandes emporios financieros), con un insoportable clientelismo y una justicia que condena dependiendo del extracto social al que pertenezcas. No lo invento yo, sólo hay que mirar las encuestas y los estudios que una y otra vez publican diversos organismos nacionales e internacionales. La desigualdad en el acceso a los recursos de todo tipo es una de las denuncias principales.

 El Gobierno y la oposición, títeres de un sistema neoliberal

 Los modelos denominados “democráticos” en las actuales economías de mercado suelen hacer hincapié en que el Estado no debe participar en la economía. No se olvide que el liberalismo sólo defiende la intervención del Estado para asegurar el orden, la propiedad privada y las leyes, mas no en economía. Incluso, se ha logrado reducir el papel del Gobierno a un mero intermediario, en ocasiones, de los actores productivos.

 ¿Cuántas veces los gobiernos no han besado el capital y han accedido a las continuas peticiones de rebajas en derechos laborales con el pretexto de las crisis estructurales o la falta de competencia? ¿En cuántas ocasiones estos gobiernos “democráticos” no han abandonado a la clase obrera en sus luchas y temores?

 Es ahí en donde el Sindicato Único Nacional de Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (SUNTRACS) de Panamá libra su batalla con el Gobierno. Que el SUNTRACS pidiera una ambulancia, un médico y una clínica por cada obra es lo de menos, más con los millonarios beneficios que se mueven en esos proyectos de construcción.

 Lo más difícil de aceptar es que un Gobierno no le de prioridad absoluta a este tema o se escude en procesos burocráticos o en escasez de recursos cuando constantemente se está hablando de crecimiento económico. ¿Hasta dónde ha llegado la democracia para que un empresario no se sienta lo suficientemente “amenazado” como para no tomarse en serio el problema de la seguridad? ¿Cómo es posible que un Gobierno insista en ser árbitro cuando debiera ser juez de una situación que está matando a decenas de personas en los últimos años? ¿A quién debe proteger el Estado y su Gobierno, la vida del trabajador o al capital?

 Y si es verdad, como denuncia el SUNTRACS, que miembros del partido gobernante forman parte, a la vez, del gremio empresarial de la construcción ¿de qué democracia estamos hablando?

 ¿Las protestas de los obreros de la construcción eran sólo por un tema laboral?

 No. El SUNTRACS, el mayor sindicato del país con 70.000 afiliados, es un sindicato de clase encuadrado en todos aquellos movimientos u organizaciones antiglobalización o alterglobalistas que llevan por slogan lo de Otro Mundo es Posible. Apuesta por una alternativa bolivariana para Panamá y el resto del continente y su camino ideológico se mueve alrededor de los parámetros del ALBA.

 El SUNTRACS tenía otros puntos en la agenda, como el alto costo de la canasta básica, el aumento de los salarios y los “abusos, atropellos, injusticias e impunidad de parte de los sectores políticos y económicos que detentan el poder. Estos grupos privilegiados vienen ejecutando un conjunto de políticas que condenan al hambre y la miseria a vastos sectores de la sociedad e imponen un conjunto de proyectos “turísticos”, hidroeléctricos y mineros, que atentan contra el ecosistema y la vida de numerosas comunidades campesinas e indígenas”.

 El sindicato de la construcción lo que venía a denunciar, por tanto, era la violencia estructural y el modelo político-económico. Un modelo que, por otra parte, permite que empresarios acaudalados llamen la atención al Gobierno, a través de sus organizaciones de presión, por la subida del salario mínimo en USD 30 al mes, insuficiente ante la constante subida de precios. Ahora el salario mínimo ha quedado, dependiendo de algunos factores, entorno a los 325$ mensuales.

 ¿Existe el sicariato en Panamá?

 Es una de las preguntas y dudas que el SUNTRACS ha logrado insertar en la sociedad. Tan sólo un día después de que el sindicato obrero denunciara la existencia de planes para eliminar físicamente a sus dirigentes, uno de ellos, Iromi Smith, era asesinado de un tiro en la espalda por un Policía en un Hospital durante una jornada de protestas. Una actuación policial que fue grabada por las cámaras de televisión y en donde se vio a varios agentes patear a personas que estaban en el suelo o de rodillas.

 En agosto ya les había tocado a Osvaldo Lorenzo y Luiyi Argüelles. Al primero lo mata de un disparo un miembro de un sindicato al servicio de la empresa ODEBRECHT (concesionaria de importantes obras de infraestructura en el país) delante de la Policía. Se da la circunstancia que los miembros de ese mismo sindicato no dejaron pasar en días anteriores al propio Director Nacional de Inspección del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral para que inspeccionara las obras ante las diferentes denuncias que el SUNTRACS venía realizando.

 El funcionario público se cansó de solicitar a los policías que allí había que le protegieran para poder entrar en las instalaciones. No le hicieron caso. Todo esto salió en televisión y está grabado. ¿Cómo es posible que una empresa sea aún más poderosa que un funcionario público en sus funciones de evaluación de las obras? Más aún, ¿cómo el Gobierno sigue admitiendo que esta empresa siga realizando obras en el país?

 El caso de Luiyi Argüelles se da en Isla Viveros dos días después. Tras días de incidentes entre obreros del SUNTRACS, quienes reclaman diferentes derechos y condiciones laborales, y miembros de otro “sindicato”, un Policía le arrebata al otro el arma y dispara contra el miembro del SUNTRACS. Las cámaras de un noticiero local recogieron el momento en el que la Policía escondía en un helicóptero la escopeta con la que se había cometido el crimen, casi en las mismas narices del juez que inspeccionaba el lugar. ¿Es ese el papel de la Policía en una democracia?

 A esto se suma el hecho en el que en días posteriores se le acusa y se le abre causa penal al dirigente y cara visible del sindicato, Saúl Méndez, de darle un arma y 500$ a un delincuente (con más de 10 casos pendientes ante la Ley) para que disparase en una manifestación. El delincuente está libre y el líder sindical procesado.

 Además, se da la circunstancia de que el Ministro de Gobierno y Justicia, Daniel Delgado Diamante, fue un miembro activo de las fuerzas policiales durante la época militar de Noriega y está involucrado, según varios informes, en prácticas poco acordes con la defensa de los derechos humanos (por decirlo de forma suave). Si a esto se le suma la circunstancia de que todos los involucrados en estos crímenes, tanto intelectuales como materiales, están libres. ¿No creen que sea para echarse a temblar? ¿Necesita siempre el capital de estas prácticas mafiosas para garantizar sus beneficios? ¿Dónde y para quién queda la democracia?

 El Status Quo siempre tiene sus demonios

 La alarma saltaba durante esas jornadas de lucha en Panamá. El Gobierno reunía a una serie de periodistas y dueños de los medios para acusar al Gobierno de Venezuela de estar detrás de todos los disturbios. Pronto, los editoriales, las noticias y las opiniones apuntaron a Chávez. Algunos políticos y líderes empresariales salieron corriendo a pedir “firmeza” y “respeto” para con la soberanía panameña. Lo que no se imaginaron era el posterior ridículo. El Gobierno, a las pocas horas de que los periódicos hicieran pública la reunión “de seguridad”, desmentían la existencia de la misma y negaban “categóricamente” que Venezuela tuviera algo que ver. Ya se sabe, “donde dije digo dije Diego”. Ver para creer. ¿Qué sucedió entonces para ese repentino cambio de opinión? Nunca lo sabremos.

 ¿Huele a cambio en Panamá?

 No, por el momento. Panamá es un país con una institucionalización del capitalismo muy arraigada. No se olvide que los norteamericanos estuvieron por acá cerca de 100 años con su “american way of life”. Además, la democracia panameña está basada en un sistema de partidos políticos controlados por las mismas familias que controlan las diversas actividades económicas del país. Para muchos sectores, todavía decir la palabra “izquierda” supone un temor y rechazo añadido.

 De momento, los sindicalistas han decretado una tregua y llevan a cabo un proceso negociador con el Gobierno en la Defensoría del Pueblo, donde han planteado 10 puntos. El Código de Seguridad en el sector de la construcción ya está aprobado. Ha tenido que morir una persona y ser detenidos 1.000 trabajadores (además de los casi 30 muertos por año en el sector) para que esto se diera. Más difícil será la renuncia de las autoridades policiales, “la subida generalizada de salarios, el congelamiento de los precios de productos de primera necesidad, la eliminación de los sindicatos amarillos o el fin de la represión y el terrorismo judicial”.

 Sin embargo, durante la última semana se han podido ver diferentes contradicciones y miserias del sistema político neoliberal. Se vio la brutalidad policial; el intento de intoxicación y la “alarma” entre el sector político-económico por la “presencia” de Chávez; la comparación de las pérdidas materiales y económicas con la vida de una personal obrero; el apoyo popular, no tanto en los métodos, como en las reivindicaciones de los obreros.

 Sobre todo en lo referente a los derechos laborales, la condena de la actuación policial y el asesinato de sindicalistas, así como el rechazo a la militarización de las calles y de la práctica política. También, han sido muchos y muchas los ciudadanos que se han preguntado sobre la utilidad de un Gobierno si no es capaz de “congelar” los precios de aquellos productos de primera necesidad, o lo que es lo mismo, de la intervención del Estado en la economía. Además, junto a las reivindicaciones de estos días, se van colando otras peticiones como el cierre de diversos proyectos energéticos, como los relacionados con la minería a cielo abierto.

 Pero sobre todo, han mostrado la imagen de un movimiento popular, en pura gestación, que piensa en la necesidad de un cambio de modelo más democrático, equitativo, solidario, participativo, respetuoso con el medio ambiente y no tan sujeto a los caprichos de las grandes fortunas. En la calle, son muchos los que han pensando por algún momento que los partidos políticos y el poder económico están detrás de los mismos intereses, de los mismos proyectos de “desarrollo” y de los mismos objetivos. Sin embargo, son incapaces de brindarle a amplios sectores de la población las necesidades básicas. Y eso, en estos momentos donde ya empiezan a salir los candidatos para las elecciones presidenciales del próximo año puede ser muy peligroso para el status quo.

 Por el momento, a nivel internacional pocos sabrán que el SUNTRACS ha denunciado durante las protestas la detención de cerca de 1.000 personas; la deportación de un trabajador nicaragüense sin un proceso judicial (a pesar de llevar residiendo en el país 15 años y llevar casado 3 años con una ciudadana panameña) por filmar la actuación policial; la existencia de decenas de heridos; el allanamiento, por parte de la Policía, del domicilio del obrero fallecido, sin orden judicial alguna y mientras sus familiares velaban su cuerpo; la celebración de juicios a centenares de detenidos en cuarteles de la Policía, sin abogado, y con los mismos cargos para todos con una sentencia única; la utilización, por parte de la Policía de un nuevo tipo de perdigón cuya extracción es casi imposible; la persecución policial, sin órdenes de la Fiscalía, de dos de los testigos del asesinato; o los USD 60.000 en multas. ¿Alguien se imagina que esto hubiera ocurrido en alguno de los países del “eje del mal”? ¿Cómo puede ocurrir esto en un país que preside en estos momentos el Consejo de Seguridad de la ONU?

 Habrá que ver cómo continua el diálogo entre el Gobierno y el movimiento obrero. Pero algo ha quedado claro estos días en Panamá: Hay un descontento soterrado en un amplio sector social que sólo necesita de una chispa para poner patas arriba todo el sistema institucional. Habrá que ver cómo aquellos sectores sociales más olvidados por la democracia capitalista organizan su rabia. Los colores que presentan los defensores del actual modelo pueden tornarse en negros nubarrones si se sigue construyendo un país y una sociedad a dos velocidades, como quedó demostrado estos días atrás. Aunque lo anuncien en los periódicos y esté libre de impuestos.

 * Juan José Rodríguez Rey es consultor de comunicación, politólogo,  analista internacional y miembro de la AAPEBCAP

 

 
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